PROMETIDO A BORDO: EL CRUCERO DEL AMOR 2
No podía creer lo que veían mis ojos: mi prometido, con el que me iba a casar dentro de cuatro meses escasos, en un crucero para solteros… ligando, o intentando ligar con una morena. En “El crucero del amor”, para ser más exactos.
Stuart, mi prometido, trabajaba como abogado en el despacho de mi padre. Me había dicho que se iba a un seminario de leyes que duraba dos semanas, pero unos mensajes en el teléfono móvil me hicieron sospechar que me estaba mintiendo.
Así que me había comprado un billete para el crucero, y le había seguido hasta allí. De incógnito, eso sí, ocultándome detrás de un sombrero enorme y unas gafas de sol que me tapaban media cara.
Tenía que saber la verdad. Quién sabe, igual sí que había un seminario de leyes dentro del crucero, después de todo…
Pero no: no había nada de eso, solo era un crucero para ligar. Y eso era lo que estaba haciendo Stuart.
Respiré hondo unas cuantas veces, que era lo que siempre hacía para relajarme, e intenté no llorar. Otra vez.
Salí corriendo decidida a encerrarme en mi habitación y no salir en dos semanas, para no tener que tropezarme con él.
Lo que no podía saber todavía, era que a bordo de aquel barco me esperaban unas cuantas sorpresas… y no todas eran malas.